Aunque no lo parezca, la limpieza es una actividad de riesgo. El uso de productos químicos obliga a seguir las instrucciones del fabricante y a adoptar medidas de seguridad. Para reducir el impacto sobre la salud de trabajadores y usuarios, la industria está sustituyendo los componentes químicos por ciertos productos naturales, que en algunos casos, ya los utilizaban nuestras abuelas en sus remedios caseros.
Los remedios naturales son más respetuosos con el medio ambiente y no son dañinos para la salud. Su empleo en la industria multiplica sus efectos.
Todos conocemos trucos de limpieza que se han ido transmitiendo de generación en generación. Algunos, un poco sui generis, como la costumbre valenciana de limpiar la paellera con la que se hace la paella de los domingos con tierra seca, para luego aclararla con agua.
El alcohol medicinal, el vinagre, el limón y el bicarbonato son productos de uso corriente que se han utilizado tradicionalmente en la limpieza. Han mostrado su capacidad desengrasante y desinfectante, dando lugar a multitud de inventos y remedios caseros.
Los técnicos de Stocknet Vallés, una empresa fabricante y distribuidora de productos de limpieza, ubicada en la provincia de Barcelona, nos informa que existe una tendencia dentro de la industria por emplear ingredientes naturales en lugar de componentes químicos, en una gama llamada droguería ecológica.
Estos nuevos detergentes, desengrasantes y desincrustantes son biodegradables y no contaminan los acuíferos, ni los ecosistemas. Por otro lado, tienen un bajo impacto sobre la salud.
Poco a poco la droguería ecológica está incorporándose en la limpieza doméstica. Cada vez veremos más artículos de limpieza elaborados con ingredientes naturales. Mientras tanto, algunos fabricantes de limpiadores industriales están ofreciendo sus productos a las familias, comercializándolos en envases más pequeños.
Efectos para la salud de los productos químicos de limpieza.
El sindicato U.S.O. (Unión Sindical Obrera) informa en su página web sobre los riesgos para la salud que implica el empleo de productos químicos en el sector de la limpieza. La utilización de estos productos es habitual en la limpieza de oficinas, edificios, hospitales y centros públicos y comerciales.
Los productos químicos entran en el cuerpo humano por tres vías que, por orden de importancia, son: la vía respiratoria, la vía dérmica y la vía digestiva.
Por vía respiratoria se produce cuando un trabajador inhala accidentalmente los vapores que emanan ciertos productos, cuando se abre un envase o entra en contacto con una superficie. También hay que tener en cuenta los aerosoles líquidos que quedan suspendidos en el ambiente.
Por vía dérmica, aparece cuando la piel entra en contacto directo con la sustancia química o con superficies contaminadas por ella. Lo normal es que se efectúe de forma accidental, por derrames ocasionales o por salpicaduras fortuitas. Puede ser que el contacto con la piel se realice a través de membranas mucosas como los ojos, lo que lo hace más peligroso.
La vía digestiva y parietal se efectúa por una ingestión accidental del producto o porque entra dentro del cuerpo a través de alguna herida. Su tratamiento es inmediato y se efectúa por los servicios sanitarios de toxicología.
Según U.S.O. los accidentes laborales y enfermedades profesionales más frecuentes en el sector de la limpieza, ocasionados por el empleo de productos químicos, son:
- Irritación cutánea producida por desengrasantes, detergentes y desinfectantes.
- Dermatitis irritativas y alérgicas. Aparecen cuando un trabajador es alérgico a algún componente químico o el producto ha entrado en contacto con la piel produciendo una irritación. Puede generar desde enrojecimiento o sequedad hasta la aparición de costras, grietas, ampollas y supuración.
- Irritación en los ojos y lesiones oculares. Puede darse por salpicaduras del producto o por los vapores emanados de los mismos.
- Irritación respiratoria. Se trata de una irritación momentánea, que puede revestir diversa gravedad, ocasionada por la entrada en el cuerpo de gases abrasivos derivados de los productos químicos.
- El trabajo continuado con químicos puede ocasionar enfermedades crónicas en el aparato respiratorio como el asma.
- Toxicidad sistémica. Son aquellas patologías que se producen en órganos del cuerpo alejados de la vía de entrada. Se sabe que ciertos agentes químicos presentes en productos de limpieza pueden ser cancerígenos y que otros pueden dañar el feto de mujeres embarazadas.
Aunque las medidas de seguridad e higiene en el sector de la limpieza son bastante exhaustivas, el uso de productos peligrosos hace necesario que sean sustituidos por otros menos dañinos, pero igualmente eficaces.
Vinagre, limón y bicarbonato.
Estos tres ingredientes, fáciles de conseguir, formaban parte de la rutina de limpieza de nuestras bisabuelas. Su empleo en la limpieza se pierde en los albores del tiempo.
El vinagre es un poderoso desengrasante y desinfectante. El ácido del alcohol fermentado disuelve la suciedad y elimina gran cantidad de parásitos y bacterias. En el mundo rural siempre ha sido bastante utilizado. En las casas se fregaba con vinagre el suelo que pisaban los hombres que venían de trabajar del campo. Los campesinos limpiaban con este producto el interior de los tubos metálicos que empleaban para el riego. Por otro lado, los pastores, desparasitaban a sus perros frotándoles con trapos humedecidos en vinagre. De esta forma los liberaban de pulgas y garrapatas.
El limón es un gran desengrasante y tiene la capacidad de ahuyentar moscas y mosquitos. En la antigüedad se utilizaba para limpiar la cocina. Para lavar sartenes y ollas con grasa incrustada se frotaba la superficie con un limón partido por la mitad y después se raspaba con un estropajo de esparto o con un cuchillo. Este mismo sistema se empleaba para la limpieza de hornos y de los fogones de cocinas a leña.
El Bicarbonato se ha utilizado bastante para limpiar los objetos de plata. Desde joyas hasta cubertería. En un trapo de algodón seco se depositaba un montón de bicarbonato. En mitad se colocaba el objeto y se frotaba con las dos manos enérgicamente. Con esta limpieza en seco, la plata recuperaba su brillo original y perdía la negrura ocasionada por la suciedad.
Trucos caseros.
El periódico alicantino Información nos presenta en un artículo una serie de trucos heredados de las prácticas de limpieza de nuestros antepasados, adaptados a la actualidad, para hacer que nuestra casa quede impecable. Cometamos algunos de ellos:
- Agua y vinagre blanco de vino para limpiar acero inoxidable. Es un truco adecuado para limpiar la campana de la cocina, el horno o el frigorífico. Consiste en mezclar en un barreño, agua y vinagre blanco de vino a partes iguales. Mojamos un estropajo en el líquido resultante y frotamos la superficie que queremos limpiar. Después pasamos una bayeta seca para secar y retirar la suciedad. Si queremos frotar con menos fuerza, en lugar de un estropajo utilizaremos un trapo de algodón que humedeceremos con el agua y el vinagre.
- Limón y agua oxigenada para quitar las manchas persistentes de la ropa. Puede ser que la ropa de los niños nos aparezca con manchas difíciles de quitar, a pesar de los lavados. Aunque lleven la ropa limpia, esas manchas llamativas parecen un lamparón en mitad de la camiseta o el bodi. En las fundas de las almohadas de la cama también es frecuente que salgan unas antiestéticas manchas amarillentas difíciles de eliminar. Para quitar estas manchas de la ropa elaboraremos una pócima, que después rociaremos con una botella con dosificador, como las que llevan los limpiacristales. Para elaborar el remedio mezclaremos 100 ml de agua, 25 ml de zumo de limón exprimido, 50 ml de agua oxigenada y una cucharada de detergente líquido de lavavajillas. Lo introducimos en la botella, lo pulverizamos sobre la mancha, frotamos con las manos y lo introducimos en la lavadora. El poder desengrasante del limón y el oxígeno activo del agua oxigenada lograrán disolver la mancha.
- Vinagre de limpieza para limpiar la vitrocerámica. El vinagre de limpieza es un vinagre trasparente que se consigue a través de la fermentación del alcohol puro procedente de caña de azúcar, de maíz o de malta. Es un producto natural fácil de conseguir en cualquier droguería o supermercado. Para limpiar la vitrocerámica verteremos un chorro sobre la superficie, frotaremos con una bayeta de microfibra y secaremos otra bayeta limpia. De esta forma dejaremos la superficie de la cocina como nueva sin dejar ninguna rayadura.
- Patata cruda para limpiar la cal de la mampara de la ducha. El líquido interno del tubérculo eliminará con facilidad las manchas de cal que quedan en la grifería y en la ducha. Para eso, basta con que partamos una patata por la mitad y la frotemos por la superficie que queremos limpiar. A continuación pasaremos una bayeta para retirar los restos.
Existen una infinidad de trucos de limpieza utilizando productos de lo más corrientes. Baste estos cuatro ejemplos como muestra del poder limpiador de los ingredientes naturales.
Utilizando estos ingredientes en la elaboración de productos de limpieza, aprovechando los conocimientos químicos que hemos adquirido, podemos fabricar productos de limpieza con una alta eficacia, que no sean dañinos para el cuerpo humano y que resulten respetuosos con el medio ambiente.