mucho más que un fondo bonito
Cuando vemos un cortometraje que nos conmueve o un videoclip que nos atrapa desde el primer fotograma, rara vez pensamos en la localización. Sin embargo, detrás de cada plano existe una decisión, una búsqueda e incluso una negociación que puede durar semanas. Porque en el cine, el espacio no solo enmarca la acción: construye el tono, refleja la psicología de los personajes y transforma el relato.
En los cortometrajes, donde el tiempo narrativo es escaso y cada imagen cuenta, la localización puede marcar la diferencia entre lo rutinario y lo memorable. En los videoclips, donde la música se fusiona con lo visual, el escenario a menudo define la identidad de la canción y del propio artista.
Este reportaje explora qué significa realmente localizar, cómo trabajan los profesionales del sector, qué importancia tiene en los proyectos audiovisuales de corta duración y cómo está evolucionando con la llegada de la realidad virtual, los sets virtuales y el auge de plataformas de streaming.
El origen: del cine clásico al videoclip moderno
La historia de la localización en el audiovisual comienza casi con la historia del propio cine. En los primeros años, los rodajes se hacían mayoritariamente en estudios o platós, donde todo se podía controlar. Pero a medida que el lenguaje cinematográfico maduraba, los directores buscaron escenarios reales que aportaran autenticidad y profundidad.
En los años 60 y 70, con el auge del neorrealismo italiano y del cine independiente americano, rodar en exteriores se convirtió en un manifiesto estético: un barrio real contaba más sobre un personaje que cualquier decorado construido.
En los videoclips, la localización empezó siendo secundaria: los artistas solían grabar en sets blancos, escenarios de televisión o espacios neutros. Sin embargo, con la llegada de MTV en los 80 y la explosión del videoclip como arte, se empezó a buscar localizaciones que aportaran narrativa, carácter y espectáculo.
Hoy, rodar en un edificio abandonado, en un desierto o en una calle icónica puede definir la estética del videoclip y hacerlo reconocible para millones de personas.
¿Qué es realmente “localizar”?
Aunque parezca simple, localizar es un proceso complejo que combina creatividad, logística y conocimiento técnico. Según nos comentaron desde Discovery, empresa dedicada a la localización, implica encontrar y preparar el espacio perfecto para contar una historia, teniendo en cuenta factores como:
- Estética: ¿refuerza la narrativa?
- Luz natural y orientación.
- Permisos y viabilidad legal.
- Accesibilidad del equipo técnico.
- Costes y limitaciones presupuestarias.
- Condiciones de seguridad para el equipo.
El proceso suele dividirse en varias fases:
1️⃣ Lectura del guion o briefing: Entender la historia, la atmósfera deseada y las necesidades técnicas.
2️⃣ Búsqueda y scouting: Visitar distintos espacios, fotografiarlos y grabarlos.
3️⃣ Presentación de opciones: Preparar un dossier para el director o productor.
4️⃣ Negociación y permisos: Tratar con propietarios, ayuntamientos o entidades públicas.
5️⃣ Preparación del set: Ajustes de iluminación, sonido, decorados y seguridad.
6️⃣ Rodaje: Supervisión in situ para resolver imprevistos.
7️⃣ Restauración: Dejar la localización tal como estaba, evitando daños.
El caso especial de los cortometrajes
El cortometraje es, por naturaleza, un formato de recursos limitados. Muchas veces cuenta con presupuestos ajustados, pero esto no reduce la importancia de las localizaciones: de hecho, las hace más determinantes.
Un corto tiene poco tiempo para situar al espectador en una historia, por lo que cada plano debe ser significativo. Una localización adecuada puede transmitir en segundos la clase social del protagonista, su estado emocional o incluso anticipar el desenlace.
Por ejemplo, en un corto dramático, una casa vieja y algo decadente puede sugerir la nostalgia o el paso del tiempo sin necesidad de diálogo. En un corto de género fantástico, rodar en un bosque neblinoso puede construir atmósfera mejor que cualquier efecto especial.
Los localizadores de cortos suelen tener que ser especialmente creativos: buscar localizaciones gratuitas o de bajo coste, negociar con asociaciones locales o incluso rodar en espacios privados cedidos por familiares y amigos.
La localización en videoclips: iconografía y marketing
En el caso de los videoclips, la localización se convierte casi en un protagonista más. A menudo se busca un espacio que sea icónico, sorprendente o muy “instagramable”, porque la imagen se convierte en parte de la marca del artista.
Ejemplos:
- El videoclip de “Where the Streets Have No Name” de U2, grabado ilegalmente en una azotea de Los Ángeles, se convirtió en un mito de la música.
- “Bad Romance” de Lady Gaga, con sus localizaciones industriales y espacios futuristas, definió una era en la estética pop.
- Rosalía en “Malamente” rodó en talleres, calles y patios andaluces que dotaron al vídeo de autenticidad y carácter local.
Además, en los videoclips la localización no siempre busca coherencia narrativa: a veces lo importante es el contraste o la fuerza visual, aunque no tenga sentido argumental.
El trabajo del location scout: el buscador de lugares imposibles
El location scout o localizador es el profesional responsable de encontrar y preparar esos espacios. Su trabajo exige:
✅ Conocimiento del territorio y de la normativa local.
✅ Creatividad para proponer espacios inesperados.
✅ Capacidad de negociación y habilidades sociales.
✅ Paciencia para obtener permisos que pueden tardar semanas.
Un buen localizador es, a la vez, urbanista, fotógrafo, gestor y mediador. Sabe cómo transformar un descampado en un escenario épico o cómo rodar en una calle concurrida sin cortar el tráfico.
En producciones pequeñas, esta tarea la asume a menudo el propio director o productor. En proyectos más grandes, puede haber un equipo de localización formado por varios asistentes.
Tendencias: sets virtuales, realidad aumentada y localizaciones digitales
La tecnología está cambiando el modo de localizar:
- Sets virtuales como los usados en “The Mandalorian” permiten crear fondos digitales hiperrealistas.
- Escaneado 3D y fotogrametría permiten “llevarse” una localización real a un plató digital.
- Realidad aumentada permite integrar elementos virtuales sobre localizaciones reales.
Aunque esto no sustituye del todo la fuerza de rodar en un lugar auténtico, abre nuevas posibilidades, especialmente cuando el rodaje en la localización real es inviable por costes, seguridad o distancias.
El factor humano: anécdotas y retos
Rodar en localizaciones reales suele implicar retos inesperados:
- Vecinos molestos que protestan por el ruido.
- Cambios de luz o climatología que arruinan la planificación.
- Normas municipales que limitan el uso de drones o grúas.
Pero también hay anécdotas curiosas: cortos grabados en bares cerrados que reabrieron solo para el rodaje, rodajes en casas familiares que luego se convierten en objeto de culto o videoclips rodados en espacios históricos con la única condición de no alterar ni un clavo.
El trabajo de localización exige empatía y saber escuchar tanto al equipo técnico como a los propietarios del espacio.
Impacto cultural y económico
Más allá de lo creativo, la localización audiovisual tiene un impacto real en la economía local:
- Genera empleo directo (guías, seguridad, limpieza).
- Promociona espacios que pueden convertirse en destinos turísticos.
- Revitaliza zonas degradadas al mostrar su potencial.
En ciudades como Barcelona, Berlín o Los Ángeles existen oficinas específicas que gestionan permisos y fomentan rodajes como parte de la estrategia cultural y turística.
Cómo preparar una localización: claves técnicas
Elegir un sitio bonito no basta. El equipo técnico valora aspectos que no siempre ve el espectador:
- Electricidad: ¿hay tomas de corriente o habrá que llevar generadores?
- Accesos: ¿pueden entrar camiones con equipo?
- Control de luz: ¿el sol dará de frente a las 14:00?
- Sonido: ¿hay tráfico, obras o ruido ambiental?
- Espacio: ¿cabe todo el equipo, actores y técnicos?
- Legalidad: permisos, seguros y normativa local.
En muchos casos, se eligen localizaciones que no son exactamente las que “soñó” el director, pero que cumplen mejor los requisitos prácticos.
Ejemplos famosos que demuestran su poder
- “Skyfall” de Adele: rodado en paisajes escoceses que transmiten soledad y fuerza.
- “Chandelier” de Sia: un apartamento vacío cuya frialdad potencia la intensidad de la coreografía.
- Cortos ganadores de festivales como “Madre” (Rodrigo Sorogoyen) que usa un único espacio (un piso) para crear tensión.
Localización como narradora silenciosa
Un concepto clave: la localización no solo es el “dónde”, sino también el “por qué”. Explica cosas del personaje: dónde vive, qué aspira a ser, qué teme.
Un decorado caótico puede sugerir un estado mental. Un espacio diáfano puede transmitir libertad o soledad.
En muchos casos, el espectador no es consciente de estas lecturas, pero las siente.
El futuro: sostenibilidad y responsabilidad
La localización del futuro deberá ser también más sostenible:
- Reducir transporte y consumo energético.
- Respetar espacios naturales y patrimoniales.
- Usar decorados reciclados o reconstruidos.
Ya existen iniciativas para medir y reducir la huella de carbono de un rodaje, también en las fases de localización.
El arte invisible
La localización en cortos y videoclips es un arte invisible, pero fundamental.
No basta con buscar un espacio bonito: hay que encontrar el lugar que cuente algo, que hable por los personajes y refuerce el tono del proyecto.
Como resume un location scout veterano:
“Si la localización está bien elegida, nadie habla de ella; simplemente se siente que es el lugar perfecto. Y eso es el mayor elogio que podemos recibir”.