El ser humano por característica principal es sociable, le agrada compartir con otras personas, participar de actividades y crear vínculos con iguales. El problema es mantener esta vida social cuando se entra ya en la etapa de la adultez tardía en donde se considera que hay un progresivo empobrecimiento de las relaciones interpersonales producto de la disgregación familiar y la pérdida de roles en la sociedad.
No obstante, aunque suele mermar la vida social, también se convierten en el principal factor protector y de curación, no solo por la atención de necesidades básicas, sino también, porque operan como una permanente de ayuda al adulto mayor. Y es que contar con una compañía y una relación de amistad estrecha son el mejor predictor de felicidad en esta etapa de la vida. Veamos a que se debe.
La importancia de la amistad en la vejez
Conforme nos hacemos mayores, nuestra realidad evoluciona y cambia; por ejemplo, cambiamos de ciudad, de casa, de trabajo, de pareja, etc., cambiamos de todo menos, por supuesto, de amigos, eso siempre se mantienen a nuestro lado, pase lo que pase, apoyándonos y ayudándonos a levantarnos. Y es que, desde que nacemos hasta la etapa anciana, nos encontramos rodeados de personas que dejarán una huella imborrable en nuestra memoria, pero, sobre todo, en el corazón.
Entonces, evolutivamente, ya estamos predispuestos a establecer este tipo de conexiones. Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, necesitamos conectar con nuestros semejantes, así como sentirnos protegidos e integrados: necesitamos de la amistad.
Por esto, uno de los factores que más se tiene en cuenta en los servicios geriátricos, es decir, en los servicios médicos y sociales destinados a la vejez, es el desarrollo de la vida social de la persona. Si tiene familia, amigos, personas semejantes con las que compartir sus inquietudes…. En fin, un circulo social bien establecido que ejerza una buena influencia sobre su estado de salud funcional y mental, mejorando su calidad de vida.
Beneficios de la amistad en la vejez
- Permite relaciones positivas
Al contar con una red familiar activa, cercana y propositiva, los adultos mayores son capaces de sobrellevar las limitaciones y el dolor de las pérdidas, disminuyendo los factores de angustia. Por ende, los apoyos que se reciben son una estimulación a mantenerse activos, consejos e información oportuna en torno a la vida independiente, respaldan los sentimientos positivos y les permite satisfacer una de las necesidades de todo ser humano: amar y sentirse amado.
- Reciben apoyo social
Está comprobado que las personas de la tercera edad que reciben un mayor apoyo social en términos de conversaciones telefónicas y visitas con amigos, familiares, vecinos y participan regularmente en actividades sociales, gozan de una mejor salud y un mayor grado de satisfacción en su vida.
Asimismo, los individuos que tienen relaciones sólidas con familiares, amigos y organizaciones sociales, tales como la juntas de vecinos, viven más tiempo que los que carecen de ellas.
- Cosechan amistades para toda la vida
En esta etapa vital, las relaciones de amistad ofrecen un apoyo relevante y significativo para el adulto mayor. Con los amigos se comparte no sólo la edad, sino algo que es más importante: una experiencia vital parecida, intereses comunes, recuerdos y valores similares; posibilitando una convivencia basada en la reciprocidad, la comprensión mutua, el respeto y la tolerancia, creando un ambiente agradable, óptimo y libre de tensiones.
- Amplían sus relaciones
Contar con buena compañía y una relación de amistad estrecha son el mejor predictor de felicidad y uno de los factores determinantes para la adaptación positiva al proceso de envejecimiento. Esto porque la amistad permite sentir a la persona que es más competente, valiosa y útil, favorece la identidad y el auto-concepto, la felicidad y en el bienestar personal, la salud, la longevidad y en algunos casos, la riqueza y el éxito.
Cómo podemos hacer amistades en la vejez
Existen muchos contextos en los que puede surgir la amistad. Entre ellos, principalmente, está el de los amigos de toda la vida.
En este sentido, es cierto que a medida que nos hacemos mayores los amigos se pueden ir distanciando, pero eso no significa que se pierda la relación totalmente. De hecho, en la etapa de la vejez aún se conservan ciertas amistades de toda la vida con las que hemos crecido y hemos compartido tantas experiencias y que aún nos siguen fieles y muy de cerca.
Otro contexto es la familia. se tienen complicidad y confianza. Sirven de gran ayuda y apoyo, y son parte fundamental del círculo íntimo de la persona.
Y por último, están las personas con la que se coincide en el día a día, como por ejemplo, la gente con la se coincide en una residencia de ancianos o la nueva alternativa del cohousing que se está haciendo cada vez más popular y que te explicaremos en este artículo; los cuales, también son una manera de crear buenas amistades que nos acompañen durante nuestros años dorados.
Amistad en las residencias de ancianos
Residencias Lacort, especialistas en el cuidado de adultos mayores, nos explican que las residencias son unos excelentes lugares para que los adultos mayores creen lazos afectivos, ya que ahí encuentran más personas con los mismos problemas, mismas inquietudes y son de edades parecidas.
Todo esto crea un vínculo muy fuerte entre estas personas, ya que pueden compartir experiencias, opiniones y también servirse de este apoyo emocional.
Así que aunque a veces puede parecer que trasladar a una persona mayor a una residencia de ancianos va a suponer que esta persona se aísle y se sienta sola, puede resultar en todo lo contrario y terminar estableciendo vínculos muy fuertes con otros compañeros en la misma situación. Una relación de amistad y complicidad entre residentes en los cuales se comparten confidencias y se dan apoyo emocional, por lo que la convivencia termina siendo muy buena y se crea un ambiente muy agradable.
Cohousing
Puede que en algún momento de tu vida has fantaseado con la idea de vivir rodeado de tus amigos cuando te jubiles, lo que quizá nunca has imaginado es que esa idea puede hacerse realidad y que de hecho, ya es una decisión muy popular, por ejemplo en Europa y Estados Unidos.
Esto es posible gracias a comunidades formadas por viviendas donde personas mayores comparten servicios comunes, actividades sociales y recreativas y, sobre todo, disfrutan de la vida con sus parejas y amigos.
Es una forma de que las personas mayores puedan vivir en un hogar propio y mantener su independencia, pero también tener amigos cerca con los que puedan disfrutar de jardín, comedor o biblioteca comunes.
El atractivo es evidente: es una forma de combatir uno de los problemas más comunes entre los ancianos, la soledad. Y es que para la mayoría, la idea de vivir rodeado de amigos con los que cenar todas las noches es bastante más atractiva que pasar los últimos años de vida en una residencia o completamente solos en casa.
En un principio, el cohousing buscaba unir a parejas jóvenes para que se ayudasen mutuamente con los niños y las tareas del hogar, idea que en los 80 comenzó a extenderse a países como Suecia, Alemania o Canadá.
Lo que sucede es que al llegar a Europa y Estados Unidos se volvió popular no tanto entre los jóvenes, sino entre las personas mayores, debido a sus muchos beneficios, no solo a nivel social, sino hasta para la salud.
Sucede que numerosos estudios han relacionado la soledad con la muerte prematura y con problemas de salud como presión arterial elevada y un peor rendimiento cognitivo, lo cual, es un problema con el que lidian las personas de la tercera edad.
En Estados Unidos, por ejemplo, 11 millones de personas mayores de 65 años —más de un tercio del total— viven solos, de los cuales, un estudio realizado en Finlandia asegura que, tienen el doble de posibilidades de desarrollar demencia. Mientras que, por el contrario, cuando tienen una red social activa se relaciona con un menor riesgo de deterioro cognitivo.
En ese sentido el senior cohousing puede ayudar a desarrollar estas relaciones afectivas, sobre todo en casos de personas que no tienen familia o pareja; además que es mucho más seguro para ellos que vivir solo.
Las personas que viven en este tipo de viviendas no tienen que preocuparse de caer por las escaleras y que nadie se entere durante horas, ya que los vecinos siempre están pendientes los unos de los otros.
Sin embargo, el cohousing también tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, aunque todos los que viven en este tipo de comunidades se cuidan mucho, no son los mismos cuidados especializados que en una residencia.
Esto quiere decir que si bien, el aspecto comunitario significa que los residentes pueden obtener ayuda de sus vecinos para necesidades pequeñas, la atención no es la misma que en un sitio especializado de cuidados.
Además, también puede ser difícil encontrar este tipo de comunidades, ya que crear este modelo de viviendas requiere tiempo, esfuerzo y dinero.